Pápulas perladas: Qué son y por qué no debes tocarlas

No pican, no duelen y no son una infección de transmisión sexual, pero despiertan muchísima curiosidad (y, en algunos casos, preocupación). Hablamos de las pápulas perladas, unas pequeñas protuberancias blancas que aparecen alrededor del glande y que, aunque pueden alarmar a quien las descubre por primera vez, son completamente normales y no representan ningún problema de salud.

Qué son las pápulas perladas

Las pápulas perladas son pequeñas elevaciones de la piel, redondeadas y del color del nácar, que suelen disponerse formando uno o varios anillos alrededor de la corona del glande. Su aspecto puede recordar al de diminutos granitos o verrugas, pero no tienen nada que ver con infecciones ni con el virus del papiloma humano (VPH). De hecho, son una variante anatómica totalmente benigna.

Aparecen con más frecuencia en hombres jóvenes no circuncidados, aunque pueden observarse también en quienes sí lo están. Su tamaño suele oscilar entre 1 y 3 milímetros, y pueden ser más o menos visibles dependiendo del tipo de piel o del tono genital de cada persona. Lo importante: no son contagiosas, no implican falta de higiene y no requieren tratamiento médico.

Pápulas perladas: por qué salen

La pregunta más repetida en los buscadores es clara: “pápulas perladas por qué salen”. Y la respuesta es más sencilla de lo que parece. Estas pápulas se deben al desarrollo natural de unas pequeñas glándulas sebáceas llamadas glándulas de Tyson, que se localizan en el surco balanoprepucial. Con la pubertad, cuando aumenta la actividad hormonal y las glándulas sebáceas se activan, estas pueden hacerse más visibles y adquirir ese tono blanquecino o nacarado tan característico.

En otras palabras: no “salen” como un granito o una lesión nueva, sino que están ahí desde siempre y, simplemente, se hacen más evidentes con los cambios hormonales. Tampoco están relacionadas con la actividad sexual ni con el uso de preservativos, jabones o productos cosméticos.

Qué hacer (y qué no hacer) si las tienes

Aquí viene el punto más importante: no debes intentar quitarlas ni manipularlas. Al intentar hacerlo —ya sea rascando, apretando o aplicando productos caseros o cosméticos irritantes— solo conseguirás dañar la piel, provocar pequeñas heridas o incluso infecciones secundarias. La zona genital es extremadamente sensible, y cualquier irritación puede resultar muy molesta.

Además, intentar eliminarlas por tu cuenta no tiene sentido, porque no hay “nada que eliminar”. No son exceso de grasa ni quistes, y ningún tratamiento tópico ni remedio natural puede hacerlas desaparecer.

Algunos hombres, preocupados por motivos estéticos, consultan con dermatólogos para ver si es posible reducir su apariencia. En esos casos, existen tratamientos médicos con láser o crioterapia que pueden mejorar el aspecto, aunque no suelen recomendarse salvo que haya un malestar psicológico asociado.

Cómo distinguirlas de otras lesiones

Uno de los principales motivos de confusión con las pápulas perladas es su parecido con las verrugas genitales provocadas por el VPH. Pero hay diferencias clave: las pápulas perladas tienen una forma regular, son simétricas, lisas y del mismo color que la piel, mientras que las verrugas genitales suelen tener una superficie rugosa, un color más rosado o grisáceo y un patrón de distribución irregular.

Por eso, si tienes dudas, la mejor opción siempre será acudir a un dermatólogo o urólogo. Con una simple exploración clínica, el profesional podrá confirmar el diagnóstico y tranquilizarte. En algunos casos, incluso bastará con una fotografía o una videoconsulta para resolver la inquietud.

Por qué es importante normalizarlas

La desinformación y los tabúes sobre la anatomía genital masculina hacen que muchos hombres se preocupen innecesariamente al descubrir las pápulas perladas. En realidad, se calcula que entre el 15% y el 30% de la población masculina las presenta, aunque rara vez se hable de ello.

Normalizar estas pequeñas glándulas no solo ayuda a reducir la ansiedad, sino también a fomentar una mejor educación sexual y corporal. Al igual que los lunares, las pecas o las diferencias en el tamaño del pene, forman parte de la diversidad natural del cuerpo humano.

Cuándo acudir al médico

Aunque las pápulas perladas son completamente inofensivas, conviene acudir al médico si observas cambios de color, tamaño, dolor, picor, secreción o cualquier otro síntoma que no tuvieses antes. También si aparecen lesiones nuevas en otras zonas del pene, ya que podría tratarse de otro tipo de afección que sí requiera tratamiento.

En cualquier caso, la clave está en no alarmarse ni manipular la zona. La autoexploración y la información fiable (no los foros de internet ni los vídeos virales) son tus mejores aliados para cuidar tu salud íntima.

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Preguntas frecuentes (FAQs)

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¿Qué son las pápulas perladas?

Son pequeñas elevaciones de la piel, redondeadas y del color del nácar, que aparecen alrededor del glande y son completamente normales y benignas.

¿Por qué salen las pápulas perladas?

Se deben al desarrollo natural de unas glándulas sebáceas llamadas glándulas de Tyson, que se hacen más visibles con la pubertad y los cambios hormonales.

¿Qué hacer si tengo pápulas perladas?

No intentar quitarlas ni manipularlas, ya que cualquier acción puede dañar la piel. En caso de preocupación estética, consultar con un dermatólogo.

¿Cómo distinguir las pápulas perladas de otras lesiones?

Son simétricas, lisas y del mismo color que la piel, a diferencia de las verrugas genitales. Ante dudas, es recomendable acudir a un dermatólogo o urólogo.

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