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Tener una piel firme, luminosa y jugosa no es solo cuestión de genética o edad. La elasticidad de la piel, ese “efecto rebote” que hace que vuelva a su sitio tras gesticular o tocarla, es un indicador clave de una piel sana. Pero, ¿qué pasa cuando empieza a desaparecer? No es irreversible.
Con una rutina adecuada, buenos hábitos y una ayuda extra como el colágeno marino, puedes recuperar mucho de ese aspecto terso y juvenil que creías perdido. Aquí te contamos todo lo que necesitas saber para entender por qué se pierde la elasticidad de la piel (y cómo puedes volver a recuperarla).
¿Qué significa tener una piel elástica?

Cuando hablamos de elasticidad de la piel, nos referimos a su capacidad para estirarse y volver a su forma original, como una goma suave y flexible.
Este fenómeno se debe principalmente a dos proteínas clave: el colágeno, que proporciona estructura, y la elastina, responsable del rebote.
Tener una piel elástica es sinónimo de juventud, vitalidad y buena salud cutánea. Pero a partir de los 25-30 años, los niveles de colágeno empiezan a descender progresivamente, y con ello también la elasticidad.
Causas de la pérdida de elasticidad de la piel

Aunque el envejecimiento natural tiene mucho que ver, hay muchos factores que pueden acelerar la pérdida de elasticidad. Algunos se pueden evitar, otros solo compensar, pero todos merecen ser tenidos en cuenta si quieres que tu piel se mantenga firme el mayor tiempo posible.
Exposición solar
El sol es uno de los principales responsables del fotoenvejecimiento. Los rayos UVA y UVB dañan las fibras de colágeno y elastina, provocando flacidez y arrugas prematuras . Por eso, proteger la piel con protector solar a diario, incluso en invierno, es una de las mejores inversiones a largo plazo.
Consumo de alcohol o tabaco
El alcohol deshidrata y el tabaco reduce el flujo sanguíneo, lo que impide que la piel reciba los nutrientes que necesita. Ambos hábitos aceleran el proceso de envejecimiento y deterioran la elasticidad cutánea.Estrés
Cuando vivimos en modo “alerta”, el cuerpo segrega cortisol, una hormona que, a largo plazo, degrada el colágeno y ralentiza la renovación celular. Resultado: piel más apagada, flácida y con menos capacidad de regenerarse.
Falta de hidratación
La piel deshidratada pierde volumen, se vuelve más fina y tiende a “descolgarse”. Beber agua suficiente y aplicar productos con ácido hialurónico o glicerina es clave para mantener la elasticidad.
Contaminación
Las partículas contaminantes que flotan en el aire penetran en la piel, provocando inflamación, estrés oxidativo y daño celular. Todo esto influye en la pérdida de firmeza.
Cambios hormonales
La menopausia, el embarazo o incluso ciertos tratamientos hormonales alteran el equilibrio de estrógenos, fundamentales para la producción de colágeno y elastina.
Mala alimentación
Una dieta rica en ultraprocesados, azúcares o grasas saturadas puede provocar inflamación crónica, lo que afecta directamente a la salud cutánea. Los antioxidantes, las vitaminas C y E, el zinc y los ácidos grasos omega 3 son fundamentales para mantener una piel firme.
Sedentarismo
Mover el cuerpo mejora la circulación sanguínea y favorece la oxigenación de los tejidos. El ejercicio regular estimula también la producción de colágeno de forma natural.
¿Qué ocurre cuando la piel pierde elasticidad?

La pérdida de elasticidad se traduce en una apariencia flácida, caída y con menos definición. En el rostro, los primeros signos suelen notarse en las mejillas, la línea mandibular o el cuello. En el cuerpo, es común en brazos, abdomen o muslos. Además, la piel pierde luminosidad, se vuelve más fina y aparecen arrugas más marcadas.
¿Cómo recuperar la elasticidad de la piel del cuerpo?

No hay milagros, pero sí soluciones que funcionan si se aplican con constancia.
Cuidar la piel
Una rutina corporal con exfoliaciones semanales, hidratación diaria y productos ricos en colágeno marino puede marcar la diferencia.
El colágeno marino hidrolizado, al tener una alta biodisponibilidad, ayuda a estimular la producción natural de colágeno desde el interior.
Puedes encontrarlo en complementos alimenticios, pero también en cremas y lociones específicas disponibles en Druni, que incluyen este activo junto a otros como la centella asiática o el retinol. Además, los masajes con rodillos o guantes exfoliantes activan la circulación y favorecen la firmeza.
Vida sana
Duerme bien, bebe agua, haz ejercicio y apuesta por alimentos frescos y antioxidantes. Añadir colágeno marino a tu dieta (en polvo, cápsulas o bebibles) también puede ayudarte, especialmente si lo combinas con vitamina C, que potencia su absorción.
Consejos finales para mantener la elasticidad de la piel

- Protege tu piel del sol todo el año con un FPS 30 o superior.
- Incluye colágeno marino en tu rutina diaria, tanto en tu alimentación como en tu cosmética.
- Haz ejercicio de forma regular para activar la circulación y tonificar músculos que sostienen la piel.
- Hidrata a diario, por dentro y por fuera.
- Evita el estrés crónico con técnicas de relajación o mindfulness.
- Limpia bien tu piel para eliminar impurezas y que los activos penetren mejor.
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Preguntas frecuentes (FAQs)
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¿Qué es la elasticidad de la piel y por qué es importante?
La elasticidad de la piel es su capacidad para estirarse y volver a su forma original. Está relacionada con la presencia de colágeno y elastina, dos proteínas fundamentales. Una piel elástica es sinónimo de juventud, firmeza y buena salud cutánea.
¿Cuándo se empieza a perder la elasticidad de la piel?
La pérdida de elasticidad comienza alrededor de los 25-30 años, cuando la producción natural de colágeno y elastina empieza a disminuir. Factores externos como el sol, el estrés o la mala alimentación pueden acelerar este proceso.
¿Qué beneficios tiene el colágeno marino para la piel?
El colágeno marino hidrolizado tiene alta biodisponibilidad, lo que significa que el cuerpo lo absorbe fácilmente. Estimula la producción natural de colágeno, mejora la firmeza, reduce arrugas y favorece una piel más luminosa y joven.
¿Cómo incluir el colágeno marino en mi rutina diaria?
Puedes consumirlo en forma de suplementos (cápsulas, polvo o bebibles) y aplicarlo con productos cosméticos como cremas o lociones corporales. Para mayor eficacia, combínalo con vitamina C y activos como centella asiática o retinol.