Aplicar una dosis suficiente y homogénea sobre la piel seca o húmeda antes de la exposición al sol. Poner menos cantidad reduce significativamente el nivel de protección. Repetir la aplicación frecuentemente para mantener la protección, especialmente después de transpirar, nadar o secarse. Evitar la exposición al sol durante las horas de máxima intensidad (de 12 h a 16 h) o, de lo contrario, usar ropa protectora. Las quemaduras solares son peligrosas para la piel, especialmente en la infancia. Usa protectores solares adecuados para tu tipo de piel. El uso de este producto no debe fomentar exposiciones prolongadas al sol. La sobreexposición al sol supone un auténtico riesgo para la salud. No exponer a los bebés ni a los niños pequeños al sol directamente.

No utilizar el protector solar como sustituto de la ropa protectora y aplicar únicamente en las zonas expuestas. Evitar el contacto con los ojos.